jueves, 3 de noviembre de 2016

HILOS SUELTOS

Quiero leer, ver, escuchar algo que me transforme, que me remueva, que me libere, que me sacuda, que me reinvente... 
No es que quiera cambiar, ahora estoy bastante (tirando a muy) a gusto conmigo misma,
ya he aprendido a quererme y perdonar mis errores pasados y presentes,
 he conseguido serme fiel, pese a todos los pesares: 
yo misma, las circunstancias, los demás... 

Si me exijo mucho a veces, otras intento ser más laxa, 
y he logrado reírme de mi misma con una risa sincera y espontánea, sin tener que forzar las cosas. 

No quiero traicionar a mi esencia, esta que conforma mi yo más profundo, 
la que me define y me hace ser como soy, 
con toda la paleta de colores, con todas las contradicciones incluso.

Es que quiero seguir creciendo, 
seguir sorprendiéndome, seguir emocionándome...

Hace ya algunos meses compartí con vosotros mi lista inspiradora, fue a raíz de una petición para una formación de esas que no te dejan indiferente (Camins d'Ítaca), y os animé a mandarme las vuestras por privado. Hoy, si tuviera que volver a rellenar esa lista, si tuviera que elegir un libro, una canción, un poema, etc. estoy segura de que no escogería los mismos que entonces. Simplemente porque he seguido indagando y descubriendo y empapándome de cuánto me rodea, he seguido mirando con los ojos de un niño que ve algo por primera vez.

Vuestras listas fueron hilos sueltos de los que tirar, ventanas abiertas a nuevas panorámicas.

Mil gracias por ofrecerme la oportunidad de conoceros más en profundidad,
por la sinceridad con la que habéis respondido a cada ítem.
El simple hecho de recibirlas y tener esa información privilegiada me hace sentir muy especial. 

Las cosas que nos inspiran, que nos afectan, que nos estremecen, que nos marcan... creo que son, a la larga, parte de nosotros mismos; dejan esa huella imborrable, y tan importante, como la de nuestra escuela, nuestro barrio o nuestros amigos. Al final, lo que importa, lo que cuenta, suele estar muy cerca: son las cosas que nos diferencian de los demás por ser solo nuestras, de nuestra familia, de nuestro círculo más íntimo de amigos. Al final, lo que queremos es volver al hogar después de una aventura increíble para tomar aire de nuevo, ese aire que huele de un modo tan especial, para ver esas caras que amamos, para tumbarnos en nuestro sofá y decirle a nuestro cerebro que esa noche ya puede relajarse al 100% porque estamos en casa.

De la escuela de verano me quedaron muchas cosas pendientes, muchas ideas que quería compartir, ya sabéis que tengo una odiosa tendencia a dejar las cosas a medias, si ya dicen que quién mucho abarca poco aprieta y yo quiero abarcar demasiado. Compré algunos libros, que siempre serán los de aquella formación tan inspiradora que... Hoy me han devuelto uno de ellos que presté (pronto le hincaré el diente):


Y el que leí este verano, degustando cada una de sus páginas fue El jardín de los secretos:


"Es secreto porque la naturaleza está llena de secretos y ofrece atractivos innombrables, algunos pequeñísimos, por explorar. Y es secreto en el sentido que está poco colonizado por las intenciones de los adultos. En el jardín los niños proyectan, deciden, acuerdan y realizan, siguiendo una lógica propia."

"Calefacción en invierno, aire acondicionado en verano, iluminación artificial casi siempre... Nos arriesgamos a quedar atrapados en un mundo artificial, cómodo pero monótono y aburrido (a demás contaminante y costoso)."

Dos tormentas
"Hay una tormenta. Estoy en casa y oigo la ira del cielo. De la casa de al lado, siento el televisor encendido. Hay un niño que tiene fiesta de escuela y pasa las horas frente al televisor. Se oye la banda sonora de una película donde, qué coincidencia, aparece una tormenta. Espero que el niño salga a la ventana para que pueda ver la tormenta real que le envuelve, pero es probable que permanezca absorto en la tormenta que le ofrece su pequeña pantalla."

Penny Ritscher y Gianfranco Staccioli lanzaron algunas reflexiones al aire con la naturalidad de quien se encuentra en una charla entre amigos, pero dándole el énfasis necesario para ser tomadas como bien se merecen. Un día trajeron varios cuentos infantiles, yo me quedé prendada de un Soldadito de plomo de un realismo demoledor:




A la vez que de la sencilla historia de este Buenos días tan tierno (y nada ñoño):





¡Buff que tarde se me ha hecho! Ya seguiré en otro momento rescatando pedacitos de un verano tan estimulante gracias a la escuela de verano de Rosa Sensat, buenas noches :)

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