sábado, 8 de julio de 2017

DESPUÉS DE LA ESCUELA DE VERANO

La reflexión post-escuela de verano creo que siempre es necesaria, y para mí difícil, pues el componente emocional es tan potente que cuesta sentarse y hacer un poco de balance de todo lo vivido y lo mucho aprendido, entendiendo el aprendizaje como algo inherente de cualquier vivencia o experiencia. Pero a menudo, cuando la información nos viene a raudales, podemos caer en el error de darlo todo por válido y lo más normal es que no todo sea adecuado para llevarlo con nosotros de vuelta a nuestra realidad.


Ahora también, confieso, estoy sugestionada por el potente artículo que ha escrito Gino Ferri en el Diari de l'Educació, artículo que he tenido que releer para digerir tantas ideas interesantes que pone sobre la palestra y cuestiona. Verdades como puños me atreví a comentar y me corrigió que lo que había hecho era exponer su opinión de un modo estructurado y argumentado (de la amplitud de su mirada, los que le seguimos la pista y le leemos, ya estamos al corriente) y seguro que si me lee dirá que no me corrigió...

Recomiendo que leáis el artículo de Gino, expone algunas de las inquietudes y de los despropósitos que estamos viviendo actualmente relacionados con el mundo de la educación, muchos de ellos parecen tan bien aceptados que hasta cuesta ponerlos en duda, no puedo dejar de darle las gracias por sacarlos a la luz y por hablar de rigor científico, ¡por exigirlo!

Hace unas pocas entradas os decía que los blogs no son revistas científicas. No hay un equipo de profesionales y expertos que revisen, contrasten y validen la información, así que esa información no es rigurosa desde mi punto de vista.

En mi caso, creo que queda claro que se trata de un espacio personal en el que muestro, opino, reflexiono, sobre aspectos que me preocupan, a veces relacionados con educación, pero aún así trato de que quede claro que es mi opinión, no tengo la presión de tener que vender nada, no pretendo dar soluciones o recetas, quiero compartir mis aciertos y errores, mis dudas... Siento este espacio más como un diario íntimo que como un blog, aunque sea de blogger, aunque sea público. Estoy abierta a la crítica, al diálogo, a la reflexión SIEMPRE. Por eso, desde la parte que me toca, soy cuidadosa en no dármelas de experta en nada, y muchas veces, como lectora, me he indignado, entonces he dejado de leer entradas de esa persona y listo... 

No me detengo en este punto ahora, es un artículo extenso y da para pensar mucho, me parece que somos una profesión a la que nos cuesta escuchar las críticas sin sentirnos atacados, tal vez sea el componente emocional... A veces, el grado de implicación es muy elevado, pero no existe una relación directa entre horas/esfuerzo dedicado y ser un buen profesional; te puedes formar y malinterpretar totalmente la esencia de lo que se está cociendo, lo he visto muchas veces. Insisto, perdonad que no entre en este tema porque no creo que se pueda abordar así, de pasada.



Mi escuela de verano, la que yo he vivido, necesita un tamiz, el que espero hacer, no ahora, sino en muchos encuentros reflexivos sucesivos, los que (confieso que con altas expectativas) espero que se den en el recién ideado grupo de trabajo para reflexionar y repensar el papel del maestro de la escuela actual. Si algo agradezco a este espacio de encuentro y de intercambio que es la escuela de verano, es la posibilidad de que a partir de una necesidad grupal se le pueda dar forma y concretar en un grupo de reflexión abierto a muchas más cabezas pensantes, a muchas miradas similares y distintas. 
También agradezco a la escuela de verano el haber estrechado un lazo con mi querida Tere, ahora tendremos muchas más ocasiones de seguir creciendo juntas profesional y personalmente. A Mar, a parte de robarle una anécdota que os cuento en breve (la de las mimosas Mar, ya te pedí permiso ;)) siempre es un placer coincidir con ella, por su humanidad, su intensidad y sus infinitos conocimientos que siempre aspiran a más. 
Y disculpad que solo mencione a dos personas de todas las que se han cruzado en mi camino esta semana, no quiero convertir esta entrada en una carta de agradecimiento porque mi intención es otra, no porque no tenga a quién. Y luego me sale la vena tímida y no me atrevo a acercarme a personas con las que me hubiese gustado conversar, a estas alturas aún soy bastante cortada.


La escuela de verano es un contexto formativo intensivo y concentrado, y considero que en un espacio de encuentro, de intercambio de ideas, experiencias y opiniones, hay que llevar el sentido crítico bien activado, por no acabar dejándonos arrastrar por el entusiasmo ajeno y acabar por llamar verdades a opiniones ajenas (gracias de nuevo Gino por la puntualización). O por tomar como certezas lo que dice una persona solo por estar en el bando del formador. Por este motivo escogí el curso de David Altimir, por su cautela con no ofrecer recetas o mensajes que se puedan tomar como dogmas.

Después del subidón tiene que ponerse el freno, las decisiones en caliente corren el riesgo de ser apresuradas, por lo que poco meditadas y asimiladas, y seguramente poco cuestionadas. Para mí no vale el ir directa a tu escuela y querer desmantelarlo todo, avasallar con ideas aún poco masticadas. Porque entre nuestro entusiasmo y el desconocimiento de quien nos escucha ajeno a nuestra vivencia, se puede cocinar un cóctel realmente peligroso.

Pienso que en temas de educación hay que poner especial cuidado a no ser temerario, no confundir motivación, entusiasmo, ganas, con imprudencia. Y más en el contexto actual en el que se vende mucho humo, se etiqueta todo y existen unas ganas de cambio que pueden llegar a querer acogerse a lo más seductor que se nos ponga delante. Así que, esta última semana de curso, me comprometo a volver a la escuela con prudencia, permitiendo que lo que me hierve dentro se enfríe un poco y tomarme mi tiempo para reflexionar.

P.D.: Agradezco la crítica que se hace desde el conocimiento y la coherencia, Gino me dio su opinión respecto a la arena cinética (de la que os hablaba hace unas pocas entradas) y me gustaría compartir lo que me ha suscitado su comentario no porque rectificar sea de sabios, no me las doy de sabia, ¡faltaría más!, sino porque la humildad es para mi fundamental.

P.D.: Perdona Gino que te nombre tanto, dos ratos que te veo y mira lo que me trastocas!

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