La Navidad como un Carnaval:
fiesta del exceso.
Exaltación de cariño
que no siempre perdura,
de sonrisas forzadas
que duelen en las quijadas,
de rojo y oro,
de espumillón y luces.
Nos volvemos caricaturas
ridículas de nosotros mismos,
¿o nos quitamos el disfraz de gris?
Todo vale y todo sale.
Exhibición de canibalismo inmoderado
Travestismo y efusión.
Sólo así me gusta la Navidad,
sólo así sé combatir el frío,
la oscuridad, la melancolía, el pesar.
Sólo de esta manera me olvido un rato
de la cara amarga de la Navidad.
Estreno el mono de terciopelo de Forever 21 que fue un amor a primera vista, lo reservaba para el Fin de Año Travesti con Qué trabaje Rita (28 de diciembre en Apolo, Barcelona), pero este año no estaremos para la fiesta... Las medias también son de Forever 21 y el cinturón dorado de Primark.
Miguel lleva una camisa de segunda mano de Flamingo's que le estreché y le añadí los flecos, el cinturón es de Kuala Lumpur (de este verano por Malasia), los pantalones de Kaotico (son superslim) y los zapatos que le regalé por su cumpleaños los compré en Bangkok (Tailandia).
Suenan Los Ramones: I don't fight tonight.
Pero también todas las viejas glorias que cada Navidad desfilan por nuestro televisor,
en el fondo nos gusta nuestra tradición más añeja, rancia y casposa, somos así.
¡Freixenet les desea Felices Fiestas!
Otro vestido de Forever 21, creo que son las primeras Navidades que estreno ropa, a este lo he bautizado como vestido Alaska.
Seguimos riéndonos un poco más de nosotras mismas con este posado "nada forzado", nos faltó la pirámide de Ferrero, ¡qué fallo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si me has leído me encantará saber qué piensas