La historia empieza con la excusa de emular una composición de imágenes de
Bruno Munari titulada "Buscando la comodidad en una silla incómoda"
(1944).
En realidad, me apropio la idea del hijo de una compañera del grupo de
trabajo de literatura que emula dicha fotografía a partir de unas posturas y
hace un montaje de vídeo que enseguida me llamó mucho la atención. Me dije,
cuando tenga un rato hago algo similar, y así fue.
Busqué por el piso qué silla, sillón o sofá usar para tal fin con poco
entusiasmo, no me convencía ninguno de mis muebles, y quería hacer el reportaje
en el patio, más difícil todavía. Ahí fue cuando le eché el ojo a la carretilla
desgastada y medio oxidada, era perfecta, ¡era la incomodidad pura!
Pero mientras preparaba el escenario, fue Juno quién mostró más interés por
ser la protagonista de la performance, y así, ahora sí, surgió la semillita de
la documentación. Ya veis que los comienzos, a veces, están llenos de
casualidades y excusas, yo lo denomino oportunidades.
Ya tenemos la carretilla, falta el libro: Juno escoge el álbum ilustrado
"Olivia", ¡perfecto!, portada de un cromatismo muy limpio, tres
colores, un sólo elemento, ¡vamos bien! Ella ha visto el vídeo del chico que
emula a Munari y sabe de qué va la cosa, hace calor, va por faena. En apenas
cinco minutos ha adoptado todas las posturas que le apetece tomar y decidido
que ahora pretende asumir otro rol.
Entra en casa y coge a su conejito, lo tumba en el sofá y juega a buscar
maneras de que mire el álbum. Coge su cámara y dispara. ¡Un momento! Hasta
ahora la observaba en un segundo plano muy discreto, pero conozco su
impetuosidad y que muchas veces le puede la inmediatez. Le propongo que use una
silla para apoyar la cámara, y entonces sí, la
dejo hacer.
CUANDO LA MIRADA ABRE UNA CASA CERRADA
Buscando la comodidad en una silla incómoda |
Buscando la comodidad en una casa confinada... |
...en la inercia de los días. |
Cuando la belleza de la creatividad se convierte en el eje de resiliencia. |
Sostener (holding) |
Tomando distancia nos vemos reflejados en el otro. |
La fantasía, la invención y la creatividad piensan, la imaginación ve. |
La carretilla, en conexión con la situación de confinamiento vivida,
simboliza la casa. El lugar donde se da el encierro, donde nos vemos obligados
a pasar más tiempo del que normalmente pasamos, lo que la puede convertir en un
contexto incómodo e incluso claustrofóbico. Es el lugar de donde no podemos
salir, sus paredes son las que nos privan de la libertad, las que nos separan
del exterior, abierto e infinito.
El muro como símbolo de barrera, de contención. Aparece junto a la carretilla, es un binomio opresor, son los dos elementos clave que respresentan el encierro.
El álbum ilustrado es la metáfora de los días confinados, de la inercia, el
bucle de cada día similar al anterior y al que vendrá después. Pero,
sorprendentemente, a la vez representa la salida a caer en la apatía de la
repetición, porque leer un libro, aunque sea el mismo, siempre es una puerta
abierta a la imaginación.
El espejo y el sofá, cuando Juno ejerce de protagonista y toma las riendas del proyecto, elige el sofá como soporte: parte de la comodidad, del cuidado, del mimo; pero entra en casa, lo que a la vez supone un doble confinamiento. Tras el sofá el espejo, en este "enmirallarse", verse a través del espejo, ella se ve a sí misma a través del conejo, hace con él lo que quiso que hiciésemos con ella.
La documentación consta de dos momentos: El primero, cuando Juno asume el
papel de modelo y prueba de acomodarse en el soporte imposible. El
segundo, cuando ella es quien acomoda y retrata desde su ángulo particular, las
posturas en las que coloca al conejito.
Lo primero que me llama la atención es el cambio de escenario, Juno elije el
sofá, ya apuesta de entrada por el confort y trata al muñeco con ternura y
cuidado, incluso poniéndole en posturas nada convencionales. Ahora ella ejerce
de cuidadora y sostiene, lo que enlazamos con el concepto de sostener
emocionalmente a un bebé, traspasa lo meramente físico. Finalmente, a través de sus propias fotografías
podemos espiar lo que ven sus ojos. Esa mirada que traspasa el muro.
Esta documentación no tendría el valor que tiene si no fuese porque es un trabajo en equipo, han sido cuatro manos, cuatro ojos y dos cerebritos desarrollando una idea e intrepretando cada imagen, cada inciso, cada palabra.
Y sucedió así: después de fotografiar, anotar y observar con suma atención todo lo que iba aconteciendo, lo dejé madurar. Unos días después, me puse en contacto con Meritxell para que me aconsejara un editor de vídeo, y una cosa llevó a la otra.. No sé cómo decidimos desarrollar un pequeño proyecto de documentación pedagógica, quisimos sacar todo el jugo al material porque nos pareció muy potente lo que sin pretenderlo podía llegar a simbolizar. Nos otorgaba la posibilidad de reflexionar sobre la infancia confinada.
Editar una imagen ya era una forma de interpretarla, leer las imágenes a cuatro ojos buscando significados, conexiones e hilos conductores. Espero que lo disfrutéis y os de el empujoncito para tiraros a la piscina!