Nuestra estancia
Nuestra aula de 1 a 2 años trata de ser un lugar cómodo y respetuoso con sus trece habitantes, también para nosotras, las educadoras que convivimos en él.
Cada año recibimos un nuevo espacio (si haces seguimiento de grupo, vas cambiando de aula conforme ellos van creciendo: lactantes, caminantes, grandes) y hacerlo mío (y no sólo mío, de mi compañera de vida, los niños...) de verdad que me lleva bastante tiempo.
Con hacerlo mío me refiero a que transmita el tipo de educadora que soy, de oportunidades que deseo ofrecer a los niños. Entonces trato de crear un ambiente relajado y cómodo, porque priorizo que sea un lugar donde vivir, convivir y ser feliz; un lugar acogedor, lo más cercano posible a un hogar, donde ellos y ellas puedan ser autónomos y tomar decisiones.
Los rincones ofrecen alternativas de actividad. Imprescindible para mí un lugar donde poder sentarse, tumbarse, estar tranquilo, descansar... Otro donde llevar a cabo grandes descubrimientos, con materiales que inviten a ser manipulados, a experimentar... Y espacio para moverse libremente (yo pediría aulas más grandes, claro, pero dentro de los recursos de que disponemos también se puede lograr).
Con mis cuatro bártulos, los que visteis mi aula de lactantes del año pasado reconoceréis algunos, y otras cuatro cosillas que voy rejuntado de aquí y de allá, más algo de material de la escuela, intento llevar a cabo lo que sueño, o lo más aproximado. En esta primera fase es imprescindible la mirada de mi compañera de soporte educativo, su opinión, sus ideas... Nuestra meta es entre las dos construir el espacio ideal. También las opiniones y sugerencias de otras compañeras del equipo son primordiales.
Después viene la prueba de fuego: el inicio de las clases. A lo largo de las primeras semanas vamos viendo los aciertos y los fallos a partir de la observación de los niños y las niñas, de su interacción con el espacio, y realizamos los cambios pertinentes.
Lo que en principio fue el rincón de relax acabó siendo el de experimentación/manipulación, por ejemplo. El espejo es perfecto para ello y que se trate de un rincón que queda escondido del pasillo y del paso de gente le otorga una intimidad muy deseable.
Los materiales fijos de este rincón son el mueble con las tres bases de madera, tres cestos que ahora contienen: troncos y rodajas de madera, flaneras de metal y conchas, más tres palitos mieleros. La alfombra que delimita el espacio y le da calidez, dos bases una de madera grande y otra de rafia trenzada, con los dos cubiletes de madera y bolas, también de madera.
El tul del techo, al igual que la alfombra, tiene la función de crear un ambiente acotado y placentero y contiene una pequeña sorpresa, una ristra de bolas de luz que cuando bajamos las luces le da un toque muy agradable.
Otros materiales que alternan o substituyen algunos de los presentes pueden ser cucharas de aluminio, batidor de varillas, espátulas de goma, pinzas de cocina, brochas pasteleras, etc. Recipientes diversos, como: cuencos, cacitos, boles, moldes, cápsulas para magdalenas, bandejas pequeñas, vasos, botes, latas (con el borde que no corte), botellas, envases reciclados... Las posibilidades son inmensas y, a ser posible, combinar distintos materiales (madera, aluminio, cartón, goma, silicona...). A demás, frutos de otoño (piñas, granadas, castañas, bellotas, calabazas, membrillos, hojas, ramitas, piedras, cortezas de árbol, tierra...).
Organizar la estantería principal del aula también me ha dado mucho qué pensar... Partiendo de que quería que visualmente fuera agradable y de apariencia ordenada, a la vez que coherente y funcional.
El equipo de música debía estar en la balda del enchufe, lo que me condicionaba a que los instrumentos musicales también, esta balda resultó relativamente fácil (como queda muy alta, hice un cartelito para que otros adultos supieran que había dentro del cesto).
Otra balda la quería dedicar a exponer algún cuento que hubiésemos contado en clase para que así pudieran pedir que lo volviésemos a contar si les apetecía. Mi idea es que el cuento vaya acompañado de elementos relacionados con él, de ¿A que sabe la luna? me he quedado con un elemento: la luna, y lo acompaño con una luna de cartón-piedra que es un títere, un pañuelo azul transparente y una linterna, a parte de tres elementos más para hacer juegos de luz.
GREJNIEC, M. (1999). ¿A que sabe la Luna? Pontevedra: Kalandraka.
Además, quería exponer otro cuento para que ellos lo pudieran ver sin necesidad de que el adulto lo mostrase, tenía que situarse por lo tanto en una de las baldas bajas, al alcance de todos. Elegí un cuento de página dura muy visual y ha sido todo un éxito, porqué el elefante, que relacionan con la canción del elefante, es de las canciones preferidas por la mayoría. En la bandeja, otros animales, porqué como en el cuento, son varios los animales que se balancean.
DUBUC, M. (2011). Un elefant es balancejava. Barcelona: Baula.
Como nuestra escuela está muy cerquita de la playa, me gusta que aparezcan detalles relacionados con el mar.
Y a continuación, el rincón de relajarse, mirar cuentos... A parte de las dos baldas de la estantería grande, al lado de la colchoneta he puesto otra estantería con cuentos, todos relacionados con animales y combinando de imágenes reales con ilustrados. Son cuentos de la escuela y un poco viejos, como el presupuesto no me da para comprar y elegir los cuentos que me gustaría, aprovecho los que creo que son adecuados para ellos y no me quejo, están muy bien.
La manera de colocar los cuentos para mí es muy importante, pocos pero bien dispuestos, ordenados de manera que ellos mismos puedan mantener ese orden.
He tenido la suerte de tener un títere de oveja para el cuento Soy una oveja y estoy reparando otro de tortuga para su cuento correspondiente.
Al otro lado de la colchoneta, un cesto más con cuentos de otras temáticas.
Se trata de hacer el máximo con lo que tenemos, pues bien, de momento no tenemos funda para la colchoneta así que esta tela que la cubre nos está haciendo el apaño, pero echo en falta unos cuantos cojines más!!
El cambiador y la pica es un lugar que me gusta muy despejado, para priorizar la relación con el niño o niña. Empecé poniendo estos botes con agua y conchas, piedras, etc. por no repetirme con los tarritos de cristal y la degradación de azules que hice el año pasado, pero pronto un regalo inesperado me llevó a lo que veréis a continuación...
Vale, repito gradación de azules, pero me encanta el resultado! Estos botes de farmacia me parecieron preciosos y nada más verlos pensé en mi aula, ¡cómo no!. Y aún voy a introducir un cambio más que tengo en mente, pero las cosas del aula como las de palacio...
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