Aquí puedo oír mis pensamientos
y recordar con precisión mis sueños.
He dormido hasta muy tarde,
como nunca hago.
Hemos andado sin prisa
redescubriendo los paisajes,
tomándonos un descanso,
gastando el tiempo.
Sin remordimientos.
Mi pelo tiene el color
de las hojas de otoño.
Sintonizando con la naturaleza.
Hoy me hubiese quedado a vivir
entre montañas y silencio.
Mañana, no sé...
Fuera de la casa la naturaleza lo absorbía todo, las voces, los pasos... No éramos como esos jabalíes que destrozan los bosques con sus pezuñas, o los zorros que cada noche dejaban ver el brillo de sus ojos en la oscuridad. Sólo viajeros de paso hambrientos de esa autenticidad.
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