Este otoño ha pasado muy rápido, justo lo empiezo a notar que ya tenemos Navidad pisándonos los talones. Y el otoño es mi estación favorita para disfrutar de la naturaleza, pasar ratos al aire libre, visitar ferias de artesanía y productos típicos... quisiera estirarlo un poco más pero ya entramos en diciembre y es el no parar.
Hace semanas que en la televisión empezaron a machacar con anuncios de juguetes, no se libra ni un solo canal. Aunque cada año aparecen por las redes artículos sobre lo perjudicial que es para un/a niño/a recibir una cantidad excesiva de regalos y, como estoy de acuerdo con este hecho, los leo y comparto, pues este año me afecta más directamente si cabe.
En un mundo ideal Juno recibiría pocos regalos pero muy especiales, es más, serían regalos confeccionados a mano por las personas que la quieren obsequiar. Y si no es posible, piezas artesanales como las que conseguimos en Sant Pau d'Ordal: coche de madera y cesto.
Del tema de los regalos me preocupan tres aspectos principalmente:
Por tradición, en mi familia los regalos los hemos hecho siempre para Reyes, cuando fuimos más mayores empezamos a regalarnos para Papa Noel y así disfrutar todas las Navidades de ellos (aún así en Reyes nos hacíamos algún detalle). Este año ya hemos hablado del tema y hemos decidido dejarlo en un solo día: Reyes. Igualmente, no queremos perder la costumbre catalana de hacer cagar al tió, entre el 8 de diciembre y el 13 del mismo mes se va a buscar con los niños un tronco al bosque, se decora y se tapa y hasta el 24 de diciembre se le tiene que engordar dándole de comer a diario, la noche del 24 con un palo se golpea haciéndolo cagar, suelen ser dulces navideños como barquillos o turrones.
Este primer invierno Juno es demasiado pequeña, pero vamos a ir sentando las bases para lo que van a ser las navidades familiares: ya tenemos el tronco que se convertirá en el tió y respetaremos la tradición de recibir de él dulces navideños y no juguetes u otros objetos. En cuanto a la cantidad apostaremos por lo de hacer un buen regalo entre varios mejor que muchos, por pequeños que sean, y cuando hablo de un buen regalo no me refiero a que deba ser caro (ojalá sea todo lo contrario).
Sé que cuesta ir a contracorriente y más en cuestión de tradiciones, pero merece la pena intentarlo. Tanto el tió como la noche de Reyes tienen un componente mágico que me gusta mucho y que deseo que Juno viva con ilusión, eso es lo importante para mí.
¡Y por último! He dejado mi primera piedra para que alguien la pueda encontrar, no hace falta que diga donde ¿verdad?
Demostración de oficios artesanos
O tesoros como los que mis amigas eligieron con tanto cariño y acierto:
Cesto con asa y coche de madera de Sant Pau d' Ordal, cesto de Ikea regalo de Alba.
Sonajero de caña de Milanta, sonajero de rayitas regalo de mis tíos, sonajero azul regalo de Nessa y Silvia y sonajero verde hecho por mi con una bola y lentejas.
Tira de bolas de colores, rueda de troncos y trapito de texturas, que también son sonajeros, de jugarijugar regalo de mis amigas Alicia, Estefanía y Judit, y sonajero azul de mis amigas Nessa y Silvia.
Del tema de los regalos me preocupan tres aspectos principalmente:
1- Cantidad de regalos
2- Tipo de regalos
3- Días de recibir regalos
Por tradición, en mi familia los regalos los hemos hecho siempre para Reyes, cuando fuimos más mayores empezamos a regalarnos para Papa Noel y así disfrutar todas las Navidades de ellos (aún así en Reyes nos hacíamos algún detalle). Este año ya hemos hablado del tema y hemos decidido dejarlo en un solo día: Reyes. Igualmente, no queremos perder la costumbre catalana de hacer cagar al tió, entre el 8 de diciembre y el 13 del mismo mes se va a buscar con los niños un tronco al bosque, se decora y se tapa y hasta el 24 de diciembre se le tiene que engordar dándole de comer a diario, la noche del 24 con un palo se golpea haciéndolo cagar, suelen ser dulces navideños como barquillos o turrones.
Este primer invierno Juno es demasiado pequeña, pero vamos a ir sentando las bases para lo que van a ser las navidades familiares: ya tenemos el tronco que se convertirá en el tió y respetaremos la tradición de recibir de él dulces navideños y no juguetes u otros objetos. En cuanto a la cantidad apostaremos por lo de hacer un buen regalo entre varios mejor que muchos, por pequeños que sean, y cuando hablo de un buen regalo no me refiero a que deba ser caro (ojalá sea todo lo contrario).
Sé que cuesta ir a contracorriente y más en cuestión de tradiciones, pero merece la pena intentarlo. Tanto el tió como la noche de Reyes tienen un componente mágico que me gusta mucho y que deseo que Juno viva con ilusión, eso es lo importante para mí.
¡Y por último! He dejado mi primera piedra para que alguien la pueda encontrar, no hace falta que diga donde ¿verdad?
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