El puente de diciembre ha sido la excusa perfecta para la primera escapadita con Juno, hemos ido, como ya es costumbre por estas fechas, a la casa de mis tíos, en un pueblo del Ripollès cerca de Dorria.
- El año pasado pudimos ver mucha más nieve: Por fin nieve.
- Y hace unos años: Puente de diciembre en Dorria.
- La casa de mis tíos es como un pequeño museo retro: Más del puente de diciembre en Dorria.
Cada vez que subimos a la montaña me dan ganas de quedarme, fantaseo pensando en cómo sería mi vida en un lugar así. Los días que pasamos en casa de mis tíos son de pequeñas excursiones, comer mucho y bien, dormir como bebés, juegos de sobremesa, ratos de charla junto al fuego, amasar pan y hacer focaccias, bajar a Ribes de Freser a comprar productos de la tierra, tomar unas cervezas artesanales en el bar, descubrir tesoros en las mazmorras... (enseñaré la pequeña recolecta de tesoros para Juno).
Esta vez, Juno ha sido la protagonista indiscutible, y nosotros hemos estado muy atentos a cómo respondía a los nuevos estímulos que le ofrecía un lugar tan distinto al habitual. Hemos descubierto que le encanta estar cerca del fuego, mirarlo embelesada y dormirse al calor del fuego a tierra. También hemos notado como le relaja oír brotar el agua, el sonido de la corriente del río y el traqueteo de las caminatas por el bosque en brazos.
Igual que hace en casa, ha presenciado el ritual de preparar la comida, impregnándose de los distintos aromas. Esta vez, miraba con curiosidad cuánto había a su alrededor, sintiéndose a gusto entre el bullicio de chácharas y cacharros.
Entre tanto ajetreo de idas y venidas, de brazos y de carantoñas, encontraba la paz sobre el pecho de su padre. Por las noches ha dormido plácidamente sin extrañar la cama, deleitándonos con su habitual despertar lento, con sus graciosos gestos al desperezarse y sin escatimar en sonrisas.
Feria del vino y el queso en Queralbs
Ya habíamos visitado en otras ocasiones este pequeño pueblo pero no habíamos estado en la feria del vino y el queso. Aunque hay pocas paradas, si lo comparamos con otras ferias que hemos visitado, es perfecto para pasar un buen rato. Los vendedores, muy amables, nos dieron para probar distintos productos y nos explicaron el proceso de elaboración y otras curiosidades. Lo pasamos genial degustando quesos en uno de los puestos, tenían tantos tipos que hubiésemos estado todo el día!
Después, fuimos al mercado de navidad de la plaza de la vila: allí vendían distintas artesanías y también el tió (abajo podéis ver la parada con tiós de distintos tamaños). Me quedé prendada de una de las paradas en la que vendían juguetes de madera hechos a mano.
Hemos disfrutado mucho de estos días de descanso y naturaleza. Y he sido consciente de lo que ha crecido Juno a lo largo de estos tres meses y medio; ahora hace poco que ha descubierto sus manos y juega con ellas a menudo, se pasa el día emitiendo ruiditos que parecen querer ser palabras, imitando nuestros labios al hablar, siguiéndonos con la mirada y escuchando atenta cuando le hablamos... ¡No quiero que pase el tiempo tan rápido!
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