Hace un año por estas fechas estábamos en Galicia, me lo ha recordado la "semana mundial de la lactancia materna" que hoy acaba y que por poco se me pasa sin poner mi granito de arena para dar visibilidad a lo que, para mí, igual que para muchas familias, es un acto natural y cotidiano: el dar el pecho a tus hijos.
Ya de vuelta de nuestras vacaciones hablaba con mi hermana sobre el hecho de que ni el Yogyakarta, ni en Bali, ni en Kuala Lumpur, había visto a una sola mujer amamantar. Le dije, tengo que hablar de ello en el blog, porque aunque yo tengo claro que no voy a dejar de darle el pecho a Juno porque en determinado contexto pueda no estar bien visto, creo que con discreción es totalmente posible (un poco más incómodo, aunque la idea de llevar varios pareos de tela muy finita para protegernos del sol, ha sido un buen aliado para hacernos con una crisálida de intimidad en cualquier lugar). Entonces ella me dijo, ni allí ni aquí, yo no veo por la calle, ni en las cafeterías, ni en ninguna parte mujeres dando el pecho... Y me recordó unos meses atrás cuando fuimos a la panadería y la dependienta exclamó "¡qué raro se me hace ver a alguien dar el pecho, no se suele ver!".
¿No sé si os pasa lo mismo, que se os hace raro la imagen de alguien dando el pecho en vuestro entorno?
En mi escuela sí que veo a madres con sus hijos al pecho, pero si me paro a pensar son poquísimas para la cantidad de niños y niñas de 0 a 3 años que hay. De mi grupo de 13 niños de entre 1 y 2 años, solo una. De mis amigas y conocidas con niños en edad lactante, la mayoría, por un motivo u otro, dejaron de dar el pecho con mucha premura. Y casi siempre porque ante cualquier incidente, contratiempo o problema, el pediatra apoya, o incluso aconseja, dejar de dar el pecho.
Existe una cultura popular del "¿todavía/aún/tan grande toma pecho?", del "¿qué hace, come o está jugando (me han dicho: marraneando)?", del constante "¿cuando le vas a quitar el pecho?"... Son mensajes que no alientan precisamente a continuar con esta práctica tan sana, ¡joder!, que lo que le estoy dando a mi hija es un regalo para su salud, para su sistema inmunológico, y además, aunque por supuesto hay otras muchas formas, esta no deja de ser una preciosa y perfecta de dar cariño, de fortalecer el vínculo, de tener una intimidad compartida, de favorecer el contacto piel con piel, etc.
Otro tema, el mercado de productos dedicados a alimentación infantil que genera una cantidad de dinero increíble,y el dinerito mueve montañas, ¿o no? Siento que conmigo se les hundiría el negocio rápido, pero la publicidad a veces parece "educar" más que cualquier otro medio.
Por eso hoy escribo con motivo de la semana mundial de la lactancia materna, para alentar al empoderamiento en este aspecto, para que saquemos pecho y digamos con toda naturalidad y alegría que sí, que todavía, aún, ¡y lo que queda! Que come, juega y se calma con la teta. Ah, y que no le voy a quitar el pecho, eso del "destete" no va con nosotras.
Así que cuando me dicen "¡cómo le gusta la teta!" lo normal es que diga "¡sí, mucho!" y todos tan felices.
Porque al final de lo que se trata es de vivir una maternidad feliz :)
Y no me explayo más porque ya escribí sobre LA TETA y no me gusta repetirme. Feliz domingo, aprovecho para desearos mucha felicidad!!
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