Al inicio de este curso escolar me propuse tomármelo como un año sabático, un año de trabajar y punto, sobretodo y especialmente, un año sin estudiar, sin deberes, sin trabajos que entregar, sin exámenes, pero también sin formaciones, y eso incluía cualquier tipo de formación.
A un paso de finalizar el curso, hago balance y en gran parte lo que cumplido, he aplazado una formación anual que me moría de ganas de hacer, he declinado charlas, jornadas y demás eventos educativos. He leído muchos libros que nada tienen que ver con educación e infancia. Incluso en el blog he escrito menos sobre el tema (creo...).
Aún así, no he renunciado a los encuentros hipermotivadores con mi grupo de trabajo Reggio ni a la escuela de verano. Y he hecho otra excepción, esta vez como formadora, he preparado un taller de tres sesiones para reflexionar sobre un tema que me apasiona: la comunicación con los niños y niñas. A las personas con las que he tenido la suerte, el placer y el privilegio de repensar conjuntamente nuestra labor docente, nuestro día a día, nuestras dudas y miedos, pero también nuestras esperanzas futuras, nuestras ganas de superación y nuestro empeño por ofrecer siempre lo mejor de nosotros mismos, a ellos les quiero dedicar esta entrada.
A vosotros, que habéis sido unos compañeros de experiencia generosos, participativos y críticos, y sobretodo, cercanos. Lo tenéis todo para seguir mejorando, porque siempre hay que aspirar a hacerlo un poquito mejor.
¿Recordáis la encerrona del primer día?
De entrada y en frío presentación íntima y personal. Vale que os allané un poco el terreno empezando yo, pero después os tocó uno por uno ir tirándoos a la piscina y algunos os zambullisteis bien hasta el fondo. Entendedlo, os quería conocer cuánto antes y al máximo, no encontré otra forma...
Las personas somos como somos por muchos factores: genéticos, ambientales y circunstanciales. Esa "maleta" de la que tanto hablamos al referirnos a los niños, también la llevamos cada uno de nosotros, a veces es un verdadero lastre, otras, es como la del caminante que ya se ha hecho a ella.
Y aún no os habéis repuesto de este primer susto, que un segundo palo: escribir en un post-it, a ser posible con una sola palabra, ni más ni menos que: Concepto de niño.
Así, de golpe, sin anestesia. Creo que a más de uno os dieron ganas de salir pitando, pero aguantasteis el tipo. Y ese día participasteis en todas y cada una de las dinámicas que os tenía preparadas, no os di tregua, ¡lo sé! Ya os advertí que había que mojarse, que implicarse al 100%, ¡y vaya si lo hicisteis!
Pensar sobre nuestra idea de infancia, de niño y de niña, para a partir de ahí plantearnos conjuntamente qué tipo de acompañante requiere. Sí, acompañante, me parece más correcto en este repensar nuestro papel que docente, maestro o educador. Acompañante es más explícito, más descriptivo.
Conservo vuestras palabras, entonces esparcidas por el suelo, salieron muchas ideas y más variadas de lo que suponía. Nos dimos cuenta de que existen muchas miradas distintas, más o menos acordes, en cuanto a infancia se refiere. Seguro que os sirvió tanto como a mí conocer distintos puntos de partida para seguir hablando sobre el tema.
Vivenciamos los distintos tipos de acompañamiento mediante un role-playing, algunos pudisteis descubrir como se siente un niño ante un determinado estilo, otros como se siente el adulto que actúa de una manera u otra... Entonces, os pedí un ejercicio para reflexionar sobre vuestra labor de acompañar: que redactaseis en una pocas líneas, y de modo anónimo, como os sentís frente a una situación concreta de relación con vuestros alumnos.
El día que compartimos los escritos y cada uno leyó la reflexión de un compañero, afloraron muchos sentimientos, también preocupaciones, inconvenientes, como el tiempo (la falta de él, en este caso) y la ratio. Lo más destacado, creo que las ganas de compartir momentos de calidad con cada uno de los niños y niñas, de verles crecer felices.
Y leímos un documento que propone la escuela Encants para acompañar del modo lo más respetuoso posible: http://escoladelsencants.cat/images/J_2013-butlleti/20131220_comAcompanyemElsInfants.pdf
Compartimos la lectura de dos artículos:
Y para acabar de verlo claro leímos:
http://www.piklerloczy.org/sites/default/files/documentos/alfie_kohn_cinco_razones_para_dejar_de_decir_muy_bien.pdf
Y, ¡cómo no!, también discutimos sobre la tendencia a evitar el "no" y creo que la conclusión final fue que preferimos no caer en extremismos, ni en palabras prohibidas, que optamos por intentar ser coherente, respetuoso y crear un clima lo más agradable posible en el aula.
Y visionamos uno de los vídeos que seleccioné para mostrar hasta qué punto el niño es competente, y como con un adulto respetuoso al lado, que le de el tiempo y el silencio necesario, es capaz de demostrarlo. El vídeo que quedó pendiente ahora lo podréis ver:
En cuanto a la dinámica que no pudimos hacer por falta de tiempo (dichoso tiempo) pronto la podréis ver, paciencia.
Un beso, aquí me tenéis por si me necesitáis, pero también por si queréis compartir algo conmigo, porque todos aprendemos de todos y yo aprendí mucho de vosotros ¡Gracias!
De entrada y en frío presentación íntima y personal. Vale que os allané un poco el terreno empezando yo, pero después os tocó uno por uno ir tirándoos a la piscina y algunos os zambullisteis bien hasta el fondo. Entendedlo, os quería conocer cuánto antes y al máximo, no encontré otra forma...
Las personas somos como somos por muchos factores: genéticos, ambientales y circunstanciales. Esa "maleta" de la que tanto hablamos al referirnos a los niños, también la llevamos cada uno de nosotros, a veces es un verdadero lastre, otras, es como la del caminante que ya se ha hecho a ella.
Y aún no os habéis repuesto de este primer susto, que un segundo palo: escribir en un post-it, a ser posible con una sola palabra, ni más ni menos que: Concepto de niño.
Así, de golpe, sin anestesia. Creo que a más de uno os dieron ganas de salir pitando, pero aguantasteis el tipo. Y ese día participasteis en todas y cada una de las dinámicas que os tenía preparadas, no os di tregua, ¡lo sé! Ya os advertí que había que mojarse, que implicarse al 100%, ¡y vaya si lo hicisteis!
Pensar sobre nuestra idea de infancia, de niño y de niña, para a partir de ahí plantearnos conjuntamente qué tipo de acompañante requiere. Sí, acompañante, me parece más correcto en este repensar nuestro papel que docente, maestro o educador. Acompañante es más explícito, más descriptivo.
Conservo vuestras palabras, entonces esparcidas por el suelo, salieron muchas ideas y más variadas de lo que suponía. Nos dimos cuenta de que existen muchas miradas distintas, más o menos acordes, en cuanto a infancia se refiere. Seguro que os sirvió tanto como a mí conocer distintos puntos de partida para seguir hablando sobre el tema.
Vivenciamos los distintos tipos de acompañamiento mediante un role-playing, algunos pudisteis descubrir como se siente un niño ante un determinado estilo, otros como se siente el adulto que actúa de una manera u otra... Entonces, os pedí un ejercicio para reflexionar sobre vuestra labor de acompañar: que redactaseis en una pocas líneas, y de modo anónimo, como os sentís frente a una situación concreta de relación con vuestros alumnos.
El día que compartimos los escritos y cada uno leyó la reflexión de un compañero, afloraron muchos sentimientos, también preocupaciones, inconvenientes, como el tiempo (la falta de él, en este caso) y la ratio. Lo más destacado, creo que las ganas de compartir momentos de calidad con cada uno de los niños y niñas, de verles crecer felices.
Y leímos un documento que propone la escuela Encants para acompañar del modo lo más respetuoso posible: http://escoladelsencants.cat/images/J_2013-butlleti/20131220_comAcompanyemElsInfants.pdf
Compartimos la lectura de dos artículos:
- Com parlem als infants (Como hablamos a los niños) de Montserrat Fabrés.
- La dolça violència de les pràctiques professionals (la dulce violencia de las prácticas profesionales) de Christine Schuhl.
Y para acabar de verlo claro leímos:
http://www.piklerloczy.org/sites/default/files/documentos/alfie_kohn_cinco_razones_para_dejar_de_decir_muy_bien.pdf
Y, ¡cómo no!, también discutimos sobre la tendencia a evitar el "no" y creo que la conclusión final fue que preferimos no caer en extremismos, ni en palabras prohibidas, que optamos por intentar ser coherente, respetuoso y crear un clima lo más agradable posible en el aula.
Y visionamos uno de los vídeos que seleccioné para mostrar hasta qué punto el niño es competente, y como con un adulto respetuoso al lado, que le de el tiempo y el silencio necesario, es capaz de demostrarlo. El vídeo que quedó pendiente ahora lo podréis ver:
De este segundo vídeo me fascina el mimo con el que la cuidadora baña al bebé y la paz que desprende toda la secuencia.
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